domingo, 2 de junio de 2013

La bendita manía de contar. Reseña.

Reseña crítica
La bendita manía de contar
Gabriel García Márquez

Este libro es un conjunto de historias contadas en un taller de guión impartido por  el colombiano Gabriel García Márquez y en el que participan guionistas y escritores latinoamericanos: Mónica (Colombia), Elizabeth (Brasil), Gabriela (México), Pituka (Panamá), Manolo y Senel (Cuba), Gustavo (Argentina) e Ignacio (España). Este grupo es para que transcribieran en el libro Cómo se cuenta un cuento, las reflexiones y discusiones que aquí se contaron, y así, gracias a la imprenta poder compartir con los lectores las técnicas, métodos, búsquedas e inquietudes del contar las historias. En este taller se tiene que tener claro la historia que se quiere contar y se debe luchar por ella, pero ser flexible y reconocer posibilidades de adoptar diferentes formas. 
El surgimiento de una idea y de los vaivenes de la imaginación son muy importantes porque de ahí es donde te das cuenta cuando la historia cambia, toma forma o se encauza. García Márquez dice que la bendita manía de contar no se puede enseñar, si no que se pueden compartir experiencias, mostrar problemas, hablar de soluciones y decisiones que se tomaron, por qué se eliminó o incluyó esto o aquello. Si bien al principio parece difícil, una vez que se tiene la idea, uno puede armar la historia y permanecer ahí.
Elizabeth cuenta la historia de un economista del gobierno brasileño donde es acusado por matar a su esposa y lo increíble de esta historia es cómo el economista sin darse cuenta, pierde sus principios hasta el punto de llegar a convertirse en otro. Mónica y Gabriela narran lo emocionante y satisfactorio de trabajar para telenovelas, donde es la audiencia quien decide si continua, si se extiende, si se revive algún personaje o se desaparece otro. En la suplantación cuentan sobre una abuela y su nieto perdido. Gustavo y Elizabeth cuentan unas historias que tiene que ver con experiencias personales.  Luego discuten sobre un guión de Edipo Rey, otras historias sobre un paquete, un complot, un piano y un bolero. Finalmente Senel cuenta sobre Fresa y chocolate donde los personajes de varias de sus historias son los mismos y hasta se basó en personas reales. Menciona que el hecho de hacer película con Titón fue una cosa extraordinaria para él porque se complementaban mutuamente y no hubo dificultades con los cambios hechos a su guión.

Crítica
El título no se me hace interesante, no me dice ¡léeme!, pero si sabes que quien lo escribe  es Gabriel García Márquez –y ya has leído alguna de sus obras– cambias de parecer y te entra la duda. ¿De qué hablará? Es algo que yo me preguntaba porque creo que la mayoría de las personas al oír la palabra contar, piensa en números pero éste no es el caso, de hecho no tiene nada que ver.
Está demostrado que cuando uno parte de una experiencia personal, le resulta más fácil avanzar la historia y concuerdo con esto pues si ya lo viviste puedes hasta incluso exagerar un poco a la hora de contar y se te es más fácil defender tus ideas, tu historia. En Edipo en Colombia aparece: “Nunca llegarás a nada mientras no leas a los clásicos griegos”, cosa que apoyo y a la vez me sorprendió, nunca me paso por la cabeza eso ni oí antes tal idea.
Gabriela Ortigoza, quien participa en el taller, recomienda que donde no haya hechos, pruebas, documentos o confesiones… ¡inventes! Esto me causó algo de gracia e intriga a la vez, porque hay historias verídicas y entonces pensé… ¿A caso también esas historias tienen algo de mentira? Pues espero que no, son mis favoritas y me sentiría defraudado si me llego a enterar que no son del todo reales.
Debo admitir que el libro tiene sus momentos algo aburridos, en lo personal y para ser preciso fue en Sobre la involución de las especies, en Edipo en Colombia y en un paquete, un complot, un piano, un bolero…; pero de ahí en fuera, todo lo demás lo considero bueno y me resulta interesante. Me atrevo a comentar que después de leer este libro que me permitió conocer sobre lo que es el hecho de contar –cosa que no se enseña– me gustaría, me entró la curiosidad por escribir, no por el momento sino hasta dadas las circunstancias.
En conclusión puedo decir que es un buen libro porque aunque no tengas planeado escribir-contar algo, puede que te sirva; uno nunca sabe cuándo llegará una idea y quieras transmitirla, llevarla a papel, porque como dijo Gabriela Ortigoza: “En papel todo se puede hacer”.
Manuel Zamudio Núñez
Mexicali, B.C.
22 de Abril de 2013

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