Reseña crítica
La
bendita manía de contar
Gabriel
García Márquez
Este libro es un conjunto de historias contadas en un
taller de guión impartido por el
colombiano Gabriel García Márquez y en el que participan guionistas y escritores
latinoamericanos: Mónica (Colombia), Elizabeth (Brasil), Gabriela (México), Pituka
(Panamá), Manolo y Senel (Cuba), Gustavo (Argentina) e Ignacio (España). Este
grupo es para que transcribieran en el libro Cómo se cuenta un cuento, las reflexiones y discusiones que aquí se
contaron, y así, gracias a la imprenta poder compartir con los lectores las
técnicas, métodos, búsquedas e inquietudes del contar las historias. En este
taller se tiene que tener claro la historia que se quiere contar y se debe
luchar por ella, pero ser flexible y reconocer posibilidades de adoptar
diferentes formas.
El surgimiento de una idea y de los vaivenes de la
imaginación son muy importantes porque de ahí es donde te das cuenta cuando la
historia cambia, toma forma o se encauza. García Márquez dice que la bendita
manía de contar no se puede enseñar, si no que se pueden compartir
experiencias, mostrar problemas, hablar de soluciones y decisiones que se
tomaron, por qué se eliminó o incluyó esto o aquello. Si bien al principio
parece difícil, una vez que se tiene la idea, uno puede armar la historia y
permanecer ahí.
Elizabeth cuenta la historia de un economista del
gobierno brasileño donde es acusado por matar a su esposa y lo increíble de
esta historia es cómo el economista sin darse cuenta, pierde sus principios
hasta el punto de llegar a convertirse en otro. Mónica y Gabriela narran lo
emocionante y satisfactorio de trabajar para telenovelas, donde es la audiencia
quien decide si continua, si se extiende, si se revive algún personaje o se
desaparece otro. En la suplantación
cuentan sobre una abuela y su nieto perdido. Gustavo y Elizabeth cuentan unas
historias que tiene que ver con experiencias personales. Luego discuten sobre un guión de Edipo Rey,
otras historias sobre un paquete, un complot, un piano y un bolero. Finalmente
Senel cuenta sobre Fresa y chocolate donde los personajes de varias de sus
historias son los mismos y hasta se basó en personas reales. Menciona que el
hecho de hacer película con Titón fue una cosa extraordinaria para él porque se
complementaban mutuamente y no hubo dificultades con los cambios hechos a su
guión.
Crítica
El título no se me hace interesante, no me dice ¡léeme!,
pero si sabes que quien lo escribe es
Gabriel García Márquez –y ya has leído alguna de sus obras– cambias de parecer
y te entra la duda. ¿De qué hablará? Es algo que yo me preguntaba porque creo
que la mayoría de las personas al oír la palabra contar, piensa en números pero
éste no es el caso, de hecho no tiene nada que ver.
Está demostrado que cuando uno parte de una experiencia
personal, le resulta más fácil avanzar la historia y concuerdo con esto pues si
ya lo viviste puedes hasta incluso exagerar un poco a la hora de contar y se te
es más fácil defender tus ideas, tu historia. En Edipo en Colombia aparece:
“Nunca llegarás a nada mientras no leas a los clásicos griegos”, cosa que apoyo
y a la vez me sorprendió, nunca me paso por la cabeza eso ni oí antes tal idea.
Gabriela
Ortigoza, quien participa en el taller, recomienda que donde no haya hechos,
pruebas, documentos o confesiones… ¡inventes! Esto me causó algo de gracia e
intriga a la vez, porque hay historias verídicas y entonces pensé… ¿A caso
también esas historias tienen algo de mentira? Pues espero que no, son mis
favoritas y me sentiría defraudado si me llego a enterar que no son del todo
reales.
Debo admitir que el libro tiene sus momentos algo
aburridos, en lo personal y para ser preciso fue en Sobre la involución de las
especies, en Edipo en Colombia y en un paquete, un complot, un piano, un
bolero…; pero de ahí en fuera, todo lo demás lo considero bueno y me resulta
interesante. Me atrevo a comentar que después de leer este libro que me
permitió conocer sobre lo que es el hecho de contar –cosa que no se enseña– me
gustaría, me entró la curiosidad por escribir, no por el momento sino hasta
dadas las circunstancias.
En conclusión puedo decir que es un buen libro porque
aunque no tengas planeado escribir-contar algo, puede que te sirva; uno nunca
sabe cuándo llegará una idea y quieras transmitirla, llevarla a papel, porque
como dijo Gabriela Ortigoza: “En papel todo se puede hacer”.
Manuel
Zamudio Núñez
Mexicali,
B.C.
22
de Abril de 2013
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